
En el nivel Secundario del Colegio Don Bosco, con motivo del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, se realizó un acto breve pero cargado de emoción, fruto de un camino de reflexión que comenzó semanas antes en las aulas.

Durante ese proceso, los estudiantes leyeron y trabajaron en profundidad cartas reales de excombatientes, entre ellas la de un maestro, la de un sanjuanino y otras que retrataban con crudeza, dolor y ternura los sentimientos y vivencias de aquellos días. Las palabras de esos soldados, muchas veces jóvenes como nuestros estudiantes, tocaron el alma y abrieron el corazón. No fue sólo una clase de historia: fue un encuentro con la verdad, con el coraje, con la fe.

El acto final fue una síntesis respetuosa y agradecida: se compartieron reflexiones, se rezó por los caídos y se reafirmó nuestro compromiso con la memoria viva, la paz y la ciudadanía responsable.

La cartelera armada por los cursos bajo el lema «Malvinas desde el corazón de los jóvenes» fue el broche perfecto. Cada mensaje, cada palabra escrita, reflejaba la huella profunda que dejó esta experiencia.

En este 2025 de Jubileo y misión, también queremos recordar que la Patria se construye con memoria, con oración y con compromiso. Como nos enseñó Don Bosco, ser buenos cristianos y honrados ciudadanos es la mejor manera de honrar a quienes dieron su vida por todos nosotros.

Los profesores responsables de la organización de la jornada invitaron con cariño a todos los educadores presentes en la escuela a compartir un desayuno sencillo pero profundamente simbólico. Reunidos en la sala de profesores, alrededor de una mesa adornada con la bandera celeste y blanca y acompañados por un mate, unas tortitas y palabras llenas de sentido, los educadores compartieron un momento de encuentro, reflexión y gratitud por nuestra historia y nuestros héroes.
En el centro del gesto estuvo la memoria viva, esa que no se reduce a un acto escolar, sino que se prolonga en los gestos concretos que fortalecen el espíritu de comunidad. La presencia de las Islas Malvinas en el centro del grupo fue más que un símbolo: fue un compromiso compartido.

Gracias a los educadores y estudiantes que organizaron el encuentro y el acto, y a cada educador que, día a día, honra la memoria siendo testigo de esperanza y sembrador de valores en nuestras aulas. Porque formar buenos cristianos y honrados ciudadanos también se hace así: con corazón, con gestos, con memoria.